Alejandra Pizarnik: biografía de un mito - Cristina Piña y Patricia Vento (Reseña)

Cristina Piña (1949) y Patricia Vento (s/f)

Alejandra Pizarnik: biografía de un mito

Lumen, 2021

ISBN: 978-84-264-8109-2

Piña: poeta, ensayista, docente y traductora argentina. Beca Fullbright, Premios Konex y Konex de Platino. Vento: venezolana, licenciada en letras y director cinematográfica.

Editorial Lumen lanzó una ampliación de la biografía original escrita hace más de treinta años por la primera de las autoras. Para ello se valió del recurso de meter a pan y agua en una habitación cerrada (y esconder la llave), a dos escritoras que se llevan mal y que luego de agarrarse de las mechas resolvieron escribir un capítulo cada una para que la editorial las deje salir. El resultado es una biografía despareja que aburre largamente, porque son muy largas esas oraciones de media carilla, plagadas de subordinadas que no terminan nunca de recogerse, y que cuando se comienza a regresar al tronco, una ya se olvidó de qué estábamos hablando cuando comenzó la frase. Cuando las oraciones condescienden a ser de sólo cuatro o cinco renglones, la separación del sujeto con respecto al núcleo del predicado es tan extensa, que decididamente olvidamos de qué nos venían monologando y debemos volver sobre lo leído. Así, la lectura se vuelve tediosa, lo cual se acrecienta cuando una de las autoras –la que le tocó escribir sobre su interpretación de la poesía de Pizarnik- nos empalaga con adjetivos herméticos, subrayándonos bien qué nos habrá querido decir nuestra heroína. Si pasamos por alto esas copiosas páginas exegéticas, si despertamos de la modorra tras las largas digresiones y notas al pie (que siguen el mismo latoso mecanismo del texto principal), si somos –en definitiva- unas mujeres valientes que tratamos de separar la paja del trigo, encontraremos que Alejandra, Flora, Buma, Blímele, Sasha o sencillamente Pizarnik para quienes no la conocimos personalmente, sigue siendo una persona y un personaje que nos hubiera encantado conocer, y contarnos entre el número de sus contertulias y amantes en esos locos años sesenta, en su mítico departamento de Montevideo 980.

Ángeles Cid