Filatelia en Sudestada: las Machins

El grupo de estudios filatélicos de la Biblio. ¿Qué son las Machins? ¿Por qué las estampillas inglesas no indican el nombre del país? Filigranas, dentados, bandas de fósforo, lámpara ultravioleta: ¿para qué tanto estudio? ¿Sirve para algo? La matemática y la filatelia: un común desdén. Muy pocas filatelistas mujeres, salvo en la Biblio Sudestada.


El Grupo de Canje Filatélico de la Biblio inauguró nueva actividad: una jornada de estudio filatélico, como se realiza en otros grupos afines. Consiste en analizar determinado tipo de sellos postales compartiendo conocimientos, clasificando colectivamente ejemplares de difícil identificación y acrecentando así el conocimiento de cada uno sobre la materia.

Los sellos postales de colección poseen diversas características que los constituyen y permiten, a su vez, clasificarlos e identificarlos con precisión mayor, distinguiendo lo que hace que varios sellos que a simple vista parecen iguales sean en realidad bastante distintos. Estas son: el dentado, el papel sobre el cual están impresos, la fosforescencia sobre los mismos, las filigranas (marcas de agua del papel), las técnicas de impresión, las diferencias o errores en la impresión de la viñeta, el color de la misma, la goma del dorso, las sobrecargas o sobreimpresiones, en una enumeración apretada pero completa.

La primera jornada de estudio estuvo dedicada a unos sellos que en la jerga del arte son conocidos como Machins. Todos vieron alguno de estos en su vida.

Una acumulación de Machins en hoja de álbum

Se trata de sellos postales de correo ordinario (es decir: no conmemorativos) emitidos por el servicio postal de Gran Bretaña. La señora de la imagen es la muy conocida reina Isabel II, según el bajorrelieve en arcilla que moldeara el escultor Arnold Machin (1911-1999) con el fin preciso de que sirviera para la acuñación de monedas y emisión de sellos postales. El trabajo fue aprobado con entusiasmo por la reina en 1966, que se negó sistemáticamente desde entonces a que fuera modificado o sustituido. Y don Machin se ganó el patronímico para la designación habitual de esta serie.

Los primeros sellos postales de esta serie se emitieron en junio de 1967 y los últimos hace pocas semanas. Y seguirán emitiéndose mientras la reina tenga vida o corona (una vida que por el momento demuestra ser prolongada). Por una convención postal, todos los países asociados a la Unión Postal Universal (UPU) que emiten sellos postales, deben inscribir el nombre del estado en los mismos, salvo… Gran Bretaña. ¿Por qué esto es así? Como muchas cosas que pasan en la vida, el privilegio es un derivado de hechos, costumbres y seguramente una muestra de poder imperial. Ocurre que Inglaterra fue el primer país en emitir un sello postal, desde que puso en circulación el 6 de mayo de 1840 una viñeta creada por Sir Rowland Hill. Un simple dibujo de la reina Victoria, con fondo negro, con la palabra POSTAGE en la parte superior y ONE PENNY en la inferior. El Royal Mail lo adoptó y así nació el primer sello postal de la historia, y el mecanismo para el franqueo de la correspondencia se difundió inmediatamente en el resto de los países.

El One Penny Black o Penique Negro, el primer sello postal de la historia (1840)

Al haber sido pioneros, los ingleses pasaron a contar con la dicha de que sus sellos postales fueran identificados únicamente por la portación de rostro de los sucesivos reyes. Y gracias a la dueña actual de la corona, la lista de reyes británicos desde 1840 hasta el momento no ha sido tan extensa, y los podemos conocer a todos a través de las estampillas.

Luego de Victoria vinieron Eduardo VII, Jorge V, Eduardo VIII y Jorge VI: todos tuvieron sus estampillas

Pero volvamos a las Machins y al grupo de estudio de la Biblioteca Popular Sudestada. La clasificación de la cuantiosa cantidad de sellos de esta serie emitidos en los últimos 55 años tiene sus bemoles. No solamente porque se emitieron en dos sistemas monetarios distintos (predecimal y decimal de la libra esterlina), utilizando decenas de colores y muchos matices de esos colores, apelando

a diversos sistemas de impresión (principalmente litografía y fotograbado), distintos tamaños de dentado (si, aunque le parezca raro, contamos cuántos dientes tiene un sello cada 2 centímetros: para eso, usamos una reglita llamada “odontómetro”; no crea que los contamos uno por uno); no solo es difícil clasificarlos, decíamos, porque hay Machins con unos troquelados en el medio, o con unos dientes especiales llamados elípticos, o porque algunos se hicieron con la goma convencional de los sellos y otros son autoadhesivos, y por muchas cosas más que ya le están haciendo a usted parecer que los filatelistas somos lo que somos, unos auténticos nerds. Lo auténticamente arduo de la clasificación de estos sellos en particular es que algunos poseen una característica que suele ser distinguida a simple vista, pero que en general requiere usar lámpara de rayos ultravioleta: las famosas (para nosotros) bandas de fósforo.

Estas son unas bandas que fueron insertas en los sellos postales con el fin de evitar falsificaciones, similares a las que suelen verse en los billetes. Les muestro dos, bajo la lámpara ultravioleta:


Una Machin con banda de fósforo al centro y otra con banda de fósforo a la derecha, bajo luz ultravioleta

Lo que a usted no le quita el sueño, a nosotros los filatelistas nos desespera. Porque, por dar un ejemplo ficticio, es posible que la estampilla de 5 peniques azul esté impresa en litografía y en fotograbado. Entonces, tenemos que conservar en la colección una de cada una, aunque por fuera parezcan iguales. Pero esos dos sellos impresos en ambos sistemas pueden, a su vez, tener una banda central de fósforo, o una lateral (y acá se complica: las hay a la derecha y a la izquierda del sello). Esto nos lleva a que puede haber al menos seis variedades del 5 peniques azul. Y podría ocurrir que alguna de estas variedades, a su vez, tuviera dentado 14 (esta cantidad de dientes en tramos de 2 cm) o dentado combinado 15 x 14 (15 en la banda superior, 14 en la lateral). Entonces, hay que conservar también un ejemplar de cada dentado distinto. Y hay otras sin dentado en alguna banda. Como ve, nos gustan los problemas.

Suponemos que en cierto modo nos parecemos a los matemáticos, que realizan cantidad de operaciones que a simple vista parecen vanas, buscando resolver acertijos, incertidumbres, paradojas, problemas y muchos temas frívolos que les llevan años y que –aunque los termina descubriendo uno solo- no lo consigue sino con el esfuerzo colectivo de todos los que antes le dieron vuelta al mismo problema matemático durante décadas o siglos. A veces se consiguen avances infinitesimales cada centuria en los grandes problemas irresueltos. Y esto ¿para qué? ¿No es acaso esa la pregunta de millones de estudiantes secundarios aburridos de sus clases de matemática? ¿Para qué me sirven en la vida cotidiana el factoreo, las derivadas, los cosenos, los números imaginarios?

Posiblemente estudiar todo eso sirve poco o no sirve para nada, hasta que sirve. Se estudia, pero no se sabe para qué. Pero ¿hace falta saber para qué?

Quizás no haga falta.

Y quizás pase lo mismo con la filatelia: estudiamos cosas que no encuentran aplicación útil para hallar una vacuna, detener las guerras, paliar las hambrunas, etc. A lo sumo es una disciplina auxiliar de la historia. Los filatelistas conocemos bien todos esos territorios del mundo que suelen despertar a la conciencia mundial cuando estalla una catástrofe, porque antes vimos un sello postal de ese sitio. Sabemos de sobra que los Estados son construcciones humanas finitas; hemos visto, por ejemplo, que un montón de lugares que primero emitían sus estampillas poniendo como nombre del Estado “Bayern”, “Preussen”, “Würtemberg”, luego se unificaron todos y pasaron a escribir “Deutsches Reich” en sus sellos postales, para luego de la última guerra mundial volver a dividirse en “Deutsche Bundespost” y “Deutsche Demokratische Republik”, y más tarde otra vez volver a unirse y escribir “Deutschland” en sus sellos postales.

O podemos también comprobar la expresión simbólica de un imperio cuando vemos que el rostro de un mismo monarca distingue a las viñetas de una misma serie postal destinada a circular en cada una de las colonias inglesas: una propaganda pagada por el remitente, en cada estampilla circulando por el mundo.

La misma serie se emitía en cada una de las colonias inglesas. Un poderío basado en la flota, la extracción de materias primas y el vasallaje colonial. Y reforzado simbólicamente con las mismas estampillas para todas las colonias.

Los del grupo de estudios filatélicos de la Biblioteca Popular Sudestada nos dedicamos a estudiar estas cosas y socializamos el conocimiento. Quizás algún día podamos reflejarlo en alguna publicación o en un catálogo, como hacen otras instituciones similares.

Los filatelistas constituimos una fauna que ha decrecido mucho si se la compara con sus colegas numismáticos. Mientras la afición por billetes y monedas persiste y renueva sus camadas, no pasa lo mismo con la filatelia, quizás por la merma mundial en el empleo de estampillas para franquear correspondencia. Hay otros modos de comunicarse con mucha rapidez, y el escaso correo postal se franquea también con maquinas timbradoras o con autoadhesivos sobre los cuales se imprime en el momento el importe del franqueo mediante esas mismas máquinas.

A esta fauna, en nuestro país, la componen mayoritariamente varones, de 50 años de edad hacia arriba. Creo afirmar lo correcto al decir que de cada diez filatelistas, una sola es mujer. Es escasa la presencia de personas más jóvenes (de 30 a 50 años) y casi nula la de niños o adolescentes. Esto es un drástico cambio en las prácticas de un par de generaciones atrás: hasta los años 70, muchísimos niños coleccionaban estampillas.

Nuestro grupo filatélico posee algunas cualidades propias que van conformando su identidad singular. En primer lugar, está coordinado por una mujer joven, con vasta experiencia en el mundo filatélico. A nuestras reuniones de canje, asiste aproximadamente una mujer cada dos o tres varones. En la jornada de estudio se dio el caso de que había mayoría femenina. El grupo cuenta también con un adolescente que se inició en la filatelia con la colección legada por su abuelo, y decidió continuarla. Todo esto pasa en la Biblioteca Popular Sudestada. Y vamos por más, haciendo camino al andar.

Los asistentes a la jornada de estudio del 5 de marzo. Los primeros sábados de cada mes, de 9 a 11 hs. es la jornada de estudio y los terceros sábados, de 9 a 12, la jornada de canje.

Las versiones de la escultura original en arcilla de Machin están guardadas en The British Postal Museum

Daniel Ortiz

Si te interesa participar de las jornadas de canje o de estudio filatélico, comunicate con la coordinadora, Fernanda Sosa (mfersosa31@gmail.com).

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