Hughes el Alumbrador


Ya se había publicado “Las venas abiertas de América Latina” cuando lo vi por única vez en mi vida  a Galeano. En persona, digo.


Fue a mediados de 1971 cuando se inauguró el Comité de Base Malvín 3 del Frente Amplio. Lo apadrinaba Mario Benedetti  y con el vinieron entre otros Daniel Vidart, Daniel Viglietti  y Eduardo Galeano, todos dirigentes del Movimiento de Independientes 26 de Marzo, expresión política del MLN-Tupamaros para algunos; frente legal, territorial, sindical y parlamentario para otros.

Pero en vez de las venas, ese escritor de apenas 30 años nos abrió los sesos.

Devoradores de Marta Harnecker  y sus “Conceptos elementales del materialismo histórico” Galeano vino a darnos lo que faltaba, la comunión con la tierra, el espíritu de los pueblos,  el sentimiento que le faltaba al conocimiento científico.
Precoz en todo, hasta para abandonar los estudios, Eduardo Hughes asiste sólo hasta 1er. Año del Liceo (colegio secundario en Uruguay) pero con apenas 14 ya publica caricaturas en El Sol, el diario de Partido Socialista Uruguayo.

Y con 19 años ya es editor en Marcha, el semanario emblemático de la izquierda latinoamericana. Que abandona para dirigir Época, el semanario del socialismo para luego volver y ser recibido como el hijo pródigo por un  anciano Carlos Quijano el mítico fundador de Marcha.

Encarcelado por la dictadura, se exilia en Buenos Aires y de pronto dirige otra revista emblemática, Crisis, que al igual que Marcha reúne a muchas de las mejores plumas del Río de la Plata.

Amenazado por la Triple A y empujado por una nueva dictadura, emprende un largo exilio, mayormente español hasta 1985.
Allí escribe la trilogía de Memorias del fuego y ya por estos pagos El libro de los abrazos, textos que ya se vislumbran en un librito de 1973, Vagamundo.


Este fanático del glorioso Club Nacional de Football , amante del balompié y de las mujeres, siempre estuvo a la cabeza en las luchas por el medio ambiente, los pueblos originarios, los negros, los pobres, los sumergidos, los marginados y repudió como pocos a los dominadores.


Trataran de apropiarse de él para transformarlo en estampita . Los enemigos lo alabarán como escritor, pero ocultarán al político, al preso, al exiliado, al incansable luchador.
Ocultarán al alumbrador pero no podrán apagar la luz.


Federico Engelhardt

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